En algunos casos con dudas e incertidumbre. En otros con esperanza y a veces con indiferencia.
Los venezolanos no tienen un sentir homogéneo sobre la llegada de la nueva moneda, la segunda tras los efectos devastadores de las sanciones de EEUU contra Venezuela, sanciones que arribarán en pocos meses a 11 años de haber comenzado y que se agudizaron a partir de 2015 con la declaratoria de Venezuela, un país pequeño y pacífico, como amenaza para EEUU, un país con miles de bombas atómicas y un incontable número de guerras en los últimos 80 años.
Dentro de dos semanas, Venezuela estrenará su nueva moneda tras la tercera reconversión de este siglo en el país, con la que desaparecerán seis ceros del bolívar soberano y nacerá el bolívar digital.
En las calles, todavía hay quienes desconocen que, dentro de dos semanas, su moneda nacional se transformará por tercera vez y, como explica José Torres, un vendedor en el céntrico bulevar caraqueño de Sabana Grande, "hay gente que tiene sus dudas".
"Todo el mundo, todas las personas de Venezuela tienen sus dudas a nivel de cómo nos va a afectar el bolívar", sostiene.
Todo eso, pese a que, conforme explica, el comercio venezolano está "basado en puros dólares y no se ve influenciado por el bolívar excepto para dar un simple vuelto". Esta opinión no es compartida por Yeferson González, un comerciante que a pesar de la crisis decidió permanecer en el país y hoy ve, según dice, recompensa a sus esfuerzos en pro del país.
"Nadie ha dicho que la reconversión venga acompañada de medidas para revertir el efecto de 11 años de sanciones contra el país, porque al fin y al cabo, creo que nadie medianamente inteligente y que viva en nuestro país podrá decir que las sanciones no afectan a la población y no tienen que ver con el cuadro de crisis que nuestro país ha presentado desde hace unos años y que se acentuó durante el gobierno de Trump" explica González, ingeniero en Electrónica con una maestría en Finanzas, y dueño de una empresa pequeña "pero que me ha permitido, a fuerza de persistencia cosechar frutos en este momento".
Para González, lo más beneficioso de la reconversión es el aspecto contable y también el perceptivo. "Por supuesto que el gobierno debería anunciar medidas concretas para utilizar la reconversión como elemento de una estrategia de apalancamiento de la actividad económica que a fuerza de tesón y resistencia comienza a despegar" dice con entusiasmo el también padre de familia.
Aunque actualmente son pocos los gastos que pueden hacerse en "soberanos", cuya creación eliminó cinco ceros a la moneda y sustituyó al bolívar fuerte que había borrado otros tres, es indudable que una nueva moneda agilizará las transacciones, en una economía dolarizada parcialmente y de manera informal.
El movimiento especulativo no pasa desapercibido para la ciudadanía, y así lo explican los entrevistados.
"En otros países, puedes ver que la moneda del país se va a devaluar, mas no el dólar, en este país se esta devaluando el dólar a diario", explica uno de los ciudadanos entrevistado.
El desconocimiento
No muy lejos, Jessica Parra vende tequeños en un puesto callejero y confiesa que todavía no conoce la moneda en la que tendrá que cobrar a sus clientes desde el 1 de octubre.
"Me pilla por sorpresa porque no me han dado noticias todavía", comenta la joven comerciante.
Por eso, considera que el día que entre en vigor el bolívar digital "va a ser un desorden, principalmente para las personas mayores porque ellos siempre están confundidos con el dólar y ahora, con una moneda diferente, más todavía".
En un país donde la vida cotidiana cambia con tanta frecuencia en sus rasgos más elementales, son los mayores a los que más les cuesta amoldarse a las nuevas realidades.
Parra explica que todavía hay muchos que se confunden con el billete de un millón de bolívares. Son muchos los que, desacostumbrados a la moneda, ven que al dorso está marcado un 200, en homenaje al bicentenario de la batalla de Carabobo, y no saben si ese es el valor real del billete.
"A veces me pagan de más y digo ‘está equivocado’", sostiene.
Sea que se tengan dudas o se quiera ver la nueva moneda con esperanza o indiferencia, lo cierto es que se ha dado un espacio suficiente para que las plataformas y los comercios se adapten al nuevo cono monetario, y para que la ciudadanía comience a utilizar las nuevas denominaciones a partir del 1 de octubre.